Cierto día en Odontología
Era un lunes y yo corría,
Apurado me iba a la clase,
En la facultad de odontología,
Si tarde llego, ya no hay pase.
En el cuarto piso tenemos Perio,
No puedo usar el elevador,
El doctor Filiberto se pone serio,
¡Hay mis piernas!, que dolor.
Por descuido y apuranza,
Tropiezo con un articulador,
Cuatro pisos voy de panza,
Ya estoy muerto ¡qué horror!
Oye chico, que mala suerte,
Se oye una voz cavernosa,
Ay nanita es la muerte,
Con mal aliento ¡que apestosa!
¡Qué boquita de la calaca!
Para algo me ha de servir,
Una prótesis demoniaca,
Fácilmente la puedo inferir.
Oye muerte no me lleves,
Que yo te puedo ayudar,
Anda porfa, di que puedes,
Y así me podrás perdonar.
Corriendo vamos a admisión,
La muerte lleva prisa,
Pagando antes su comisión,
Estos precios son de risa.
La primera parada es en Perio,
La interrogan mucho, cual espías,
Buena parte del magisterio,
Me dice- ya es tarde, no hay encías-.
El siguiente piso es en Endo,
Arguello y Gérling con vivacidad,
A mi paciente llegan diciendo,,
En estos dientes ya no hay vitalidad.
Cirugía no es necesaria,
Pues ella los dientes se quita,
Una actitud rutinaria,
Que Wintergerts ve inaudita.
Prótesis y Prosto resulta inútil,
Pues el Maestro Moreno ya lo dijo,
Tu tratamiento va a ser fútil,
No la amueles, no seas canijo.
¡Hay muchacho cabeza hueca!
Un gran zape me da mi amiga,
Vamos a la biblioteca,
Ahí Marcos, que nos diga.
Odontología para muertos,
Es un libro que no hay dentro,
Aun con todos los expertos,
En Patología no lo encuentro.
Vamos a las computadoras,
Con las alumnas de servicio,
Que bonitas las doctoras,
En Journal nada ¡qué desquicio!
Desesperada la huesuda,
Su mirada está que arde,
Señala el reloj la dientuda,
-Son las ocho, ya es muy tarde-.
Enojada dice -¡ya no juegues!-
Sin acordarse de su misión,
Con un cepillo y dos enjuagues,
De regreso va para el panteón.
Pero a medio camino,
Oliendo a menta se lamenta,
-¡Hay ese mocoso niño!-
Se me olvida su osamenta.
Ya regresa nuestra dama,
Por alguno de los doctores,
Bata blanca o pijama,
Va sembrando los temores.
Si logras ver una calaquita,
En los pasillos de la facultad,
Ella con todos se desquita,
Y lo hace con gran crueldad.
Pues aquí termina ésta historia,
De la muerte en la facultad,
Para la UNAM con dedicatoria,
Y para ustedes con amistad.
NAVA GUTIÉRREZ DAVID OMAR GRUPO 4015
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